Betül Pirecis
Cuando la madre de Betül Pireci llegó a Nuremberg en 1993, era muy joven y con una casa y dos hijos que cuidar, logró graduarse de la escuela en clases nocturnas. Ella transmitió a sus hijos el gusto por el estudio.
Con un libro de la luna en la biblioteca de la ciudad, la niña de 12 años comenzó a estar fascinada por el universo infinito que existe y, que sin embargo, es tan difícil de imaginar.
Aprovechó todas las oportunidades para aprender fuera de la escuela, participó dos veces como estudiante en el Centro de Investigación de Estudiantes de Erlangen de la Universidad de Erlangen sobre Astro y Biofísica, fue miembro del observatorio y aprendió mucho observando el cielo.
Recientemente participó en el Desafío de Astronautas del Museo Estatal de Tecnología y Trabajo en Mannheim, donde ocupó el quinto lugar entre 1.587 solicitantes.
Ahora se concentra en estudiar ingeniería mecánica. Después de eso, aspira a obtener una maestría en ingeniería aeroespacial.